El movimiento de chalecos amarillos en Francia es un ejemplo de cómo el actual modelo de Sociedad ha cambiado los patrones de contestación y movilización social, en el que ya no encontramos un sindicato o una izquierda clásica liderando protestas, sino un conjunto de Asociaciones del transporte y autónomos que han sabido arrastrar a diversos sectores de trabajadores, que de una forma espontánea y sin liderazgo ni organización alguna, han sabido cuajar en un movimiento totalmente transversal y contestatario, al que seria muy difícil etiquetar ideológicamente, encontrando desde partidarios de la «Francia insumisa» de Melenchon hasta nacionalistas simpatizantes de Le Pen, lo cual ha servido para sumar fuerzas contra un débil Gobierno bajo las cuerdas, que es percibido por los Franceses como el candidato de la Troika y los mercados, lo cual no solo pondría en peligro la continuidad de las políticas neoliberales de Bruselas, sino la existencia misma de la Unión Europea.
Por contra en España, no solo estamos muy lejos de llegar a una situación similar, debido al recelo por parte de la izquierda han tenido a los distintos conatos por parte de los chalecos amarillos españoles, sino que no existe un debate político alguno que cuestione las actuales superestructuras de poder en nuestro país, donde todas las imposiciones de Bruselas se asumen con total sometimiento como inevitable, como así pasó en su momento con la irrupción de las etts, la reforma laboral o la actual transición a la gasolina, cuyo coste pagaremos los consumidores.
Donde mientras en París han paralizado la ciudad durante semanas con cada abuso, en nuestro país son solo los taxistas o los jubilados quienes tienen capacidad y medios para ello, no existiendo una masa indignada que de forma a las protestas, sino es bajo una intención electoral, lo que diluye o desvirtúa unas reivindicaciones que se apagan siempre tras las urnas.
Lo que requiere de una auténtica fuerza transversal y popular que rompa con una partitocracia solo preocupada de mantenerse en las instituciones, que de resolver unos problemas que solo desde la calle es posible visualizar.
Los chalecos amarillos

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