Con la nueva reactivación del mercado inmobiliario se vuelve a repetir el fenómeno de la subcontratación de albañiles, soldadores o fontaneros sin ningún tipo de contrato, donde los conocidos como «pistoleros» aparecen en distintas barriadas humildes reclutando a numerosos extranjeros que hacen cola desde las cinco o seis de la mañana esperando una oportunidad en el sector de la construcción.
Estas contrataciones exprés se hacen sin ningún tipo de contrato o garantía por unas diez horas para trabajar en negro por 50€ o más, donde muchas veces ni se les paga, debido a que solo buscan inmigrantes ilegales que saben no pueden denunciarles.
Esta subcontratación sin papeles ni contrato de mano de obra extranjera, alimenta toda una economía sumergida al igual que la hostelería, agricultura, construcción o el hogar que ronda ya sobre el 24% de nuestro PIB (según estimaciones del sindicato de inspectores de Hacienda GHESTA), beneficiando a mucha gente que se está aprovechando de la extrema necesidad y pobreza de un sector de la población al que le basta con enviar 200 euros al mes a su familia en Latinoamérica o África para aguantar todo tipo de abusos y explotación en nuestro país.
Siendo el fenómeno migratorio todo un negocio para muchos empresarios que saben que cuentan con la pasividad interesada de las distintas administraciones públicas, donde Inspección de Trabajo no actúa de oficio y ni acepta denuncias anónimas, habiendo de cada 3€ defraudados, dos procedentes del fraude tributario y uno del laboral, impidiendo recaudar más de 3.000 millones de euros.
Carlos Fernandez
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