El pasado viernes 23 de Noviembre, sucedió en Salamanca un caso verdaderamente aterrador; diversos medios se hicieron eco de una denuncia desde las redes sociales de la asociación «Luna Gatuna». Se relataba que un pequeño gato de apenas cuatro meses y un kilo de peso, fue encerrado por un grupo de niños en una habitación junto a un pastor alemán, con la mala intención de que este dañara al gato y mientras grabarlo.
Finalmente el gato fue rescatado a tiempo por un adulto, no sin antes sufrir numerosas heridas, entre ellas la rotura de una pata. No es el primer caso de maltrato animal por parte de niños y por desgracia no será el último. Quizás ellos lo vean como una «simple trastada», pero demuestra una falta de principios y respeto animal desde la infancia. Estos animales arrastraran secuelas de por vida, si bien muchos terminan falleciendo.
Todo esto nos debe hacer reflexionar sobre en qué tipo de sociedad en la que vivimos y la educación y ejemplo que estamos ofreciendo a nuestros hijos.
En las noticias vemos diariamente casos de maltrato animal, no únicamente en el ámbito doméstico; se suman a la lista circos, granjas, zoos, por no hablar de la caza. ¿Cuántas de estas denuncias reciben una condena? ¿Cuántas granjas con malas prácticas son cerradas? ¿Cuántas infracciones de las cometidas por adultos son perpetuadas por niños, lo que hace imposible juzgarlos?
Desde Pueblo creemos necesario el endurecimiento de las leyes de protección animal, a día de hoy insuficientes. Si bien el amor y respeto hacia los animales debe inculcarse desde pequeños, tanto a nivel familiar como escolar. Apostamos por una educación rica en valores positivos, empáticos con el resto de seres vivos, con talleres y visitas a albergues o centros de acogida animal; enseñar a los niños que los animales no son juguetes, son seres vivos y merecen el mayor cuidado y respeto.
Si desde bien temprana edad los niños viven un mayor contacto con la naturaleza y se acercan a la labor de las protectoras; se creará una mayor conciencia social forjada desde la infancia. Es más, según varios estudios científicos las relaciones de niños y niñas con animales repercute positivamente en su desarrollo emocional y motriz.
Debemos fomentar pues el contacto. Esto se traduce en acciones tales como más actividades en la naturaleza, visitas a santuarios de animales, granjas ecológicas respetuosas, apadrinar a una mascota de un refugio entre toda la clase, adoptar y concienciar en ello…
Consideramos que educar en el respeto animal y a la naturaleza desde la infancia, es una medida totalmente necesaria si queremos reducir los alarmantes casos de maltrato animal que suceden diariamente en nuestro país.
Sandra
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